Exposición Tiempo y armonía. 100 años de Manuel de Falla en Granada

13/11/2019






































1919 es un año complejo para Manuel de Falla. En el transcurso de los siete primeros meses los hermanos Falla se vieron privados de la compañía de sus padres, que fallecieron con apenas seis meses de diferencia. La madre, concretamente, fallecía mientras se preparaba el estreno de El sombrero de tres picos en el teatro Alhambra de Londres. Es un año de dolor y de éxitos que marcó profundamente la vida de los hermanos y especialmente de Manuel.

En esa época, los Falla eran vecinos del pintor Daniel Vázquez Díaz y con él realizan una visita a Granada que supuso la convicción de que, en adelante, Granada sería el domicilio de la familia compuesta por Manuel y María del Carmen. Así se lo hace notar Falla a sus íntimos amigos y así volverá en 1920 a buscar, con ayuda de Ángel Barrios, una vivienda que consolidaría a finales de este año, para mudarse definitivamente a comienzos de 1922 al pequeño carmen de la Antequeruela, donde hoy está instalada su Casa Museo.

Nace así el idilio entre Manuel de Falla y la ciudad, que va a permanecer intacto durante veinte años. Aquí compondrá obras fundamentales en su catálogo, como Le tombeau pour Debussy, El retablo de maese Pedro, el Concerto para clave y cinco instrumentos, las versiones expresivas de varias obras de los polifonistas C. Morales, F. Guerrero y T. L. de Victoria, y dará comienzo a su monumental Atlántida. Pero, además, aquí va a tejer unas relaciones sociales e intelectuales con la denominada Edad de Plata granadina (Lorca, Lanz, Manuel Ángeles Ortiz, Fernando de los Ríos, etc.) que provocarán su participación activa en el Concurso de Cante Jondo de 1922, la fiesta de guiñol de 1923, el homenaje a Beethoven de 1927, los autos sacramentales de 1927 y 1935 o conseguir que Maurice Ravel viniera a Granada a dar un magnífico recital en el Teatro Olympia en 1928. Durante la Guerra Civil, el compositor conoce los asesinatos de dos de sus grandes amigos, García Lorca y Leopoldo Matos que, junto con otras injusticias, le hacen tomar la decisión de abandonar Granada y España definitivamente en otoño de 1939.

En esta exposición pretendemos narrar esta estancia de Falla en Granada, sus visitas previas a la ciudad y poner en paralelo su producción artística e intelectual con el paisaje social, político y doméstico de una ciudad pequeña, aislada por las comunicaciones, hasta cierto punto provinciana, pero con una pujanza cultural de altísimo nivel.

subir