Un continente a la deriva

Un continente a la deriva

En 1927 Manuel de Falla andaba pensando en su siguiente obra, Atlántida. En noviembre escribe a quien iba a ser su colaborador, el pintor y escenógrafo José María Sert: «Desde luego se ha de tratar de una obra corta, dada, repito, la premura del tiempo»2929. Borrador manuscrito de carta de Manuel de Falla a José María Sert, fechado en Granada el 10 de noviembre de 1927. A.M.F. (carpeta de corresp. 7619).. Impresiona leer esto sabiendo que el compositor murió casi veinte años después, en 1946, sin haber concluido la partitura de Atlántida. Y es que se llegó a considerar, incluso, la posibilidad de estrenarla en 1929 durante la celebración de la Exposición Iberoamericana de Sevilla. Así lo atestigua la carta que, a finales de 1927, envía Sert a Falla transcribiéndole la que, a su vez, ha recibido del Duque de Alba, quien comunica al pintor:

Vi al Rey y le he dado cuenta del proyecto que tienen Vd. Claudel y Falla de organizar una representación sobre Colón. Con mucho gusto da S.M. su autorización para que ella se celebre en el patio de los Naranjos de su Alcázar de Sevilla3030. Carta manuscrita de José María Sert a Manuel de Falla, fechada en París [¿diciembre?, 1927]. A.M.F. (carpeta de corresp. 7619)..

Llegados los años 30 todo parece sucederse de forma un tanto desbocada en la sociedad española, al albur de un movimiento pendular entre la ilusionada esperanza de mejoras o cambios sociales con ribetes revolucionarios y la reacción contrarrevolucionaria ante los excesos de aquéllos y el propio interés por salvaguardar las esencias, así entendidas, de España y lo español.

Tras su proclamación en abril de 1931, la II República española comenzó a definir un nuevo modelo de Estado no confesional, lo que derivó en un dramático choque entre la Iglesia y el Estado, asunto éste tratado por Falla y Fernando de los Ríos, a la sazón ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, en la correspondencia que ambos mantuvieron durante los primeros meses de 1932. Así, y en respuesta a una carta de Manuel de Falla escrita el 23 de enero de 1932 en la que éste transmite a su amigo Fernando de los Ríos su pesar por el rumbo que, en materia religiosa, sigue la República (carta en la que el compositor llega a preguntarse y a preguntar al dirigente socialista «¿Por qué confundir una posición anticlerical con una ofensiva anticristiana? ¿Por qué ese empeño “oficial” de hacer antipática la República a todo verdadero cristiano, por antimonárquico que sea?»3131. Borrador mecanografiado de carta de Manuel de Falla a Fernando de los Ríos, fechado en Granada el 23 de enero de 1932. A.M.F. (carpeta de corresp. 7492).), el entonces ministro de Instrucción Pública, reafirmando la admiración y la amistad que le unen a su interlocutor, le contesta el 19 de abril de 1932:

[...] por lo visto, desgraciadamente, no ha llegado a usted cómo en el momento más decisivo de esta época española, frente a mi partido y contra la mayoría, al discutirse la cuestión religiosa en el Parlamento sostuve la actitud más moderada y respetuosa que hubo de ser defendida, la que ahora lamentan las derechas que no se adoptase, esas derechas que en sus periódicos me presentan como símbolo de antirreligiosidad y en privado me piden amparo de continuo [...]3232. Carta manuscrita de Fernando de los Ríos a Manuel de Falla, fechada el 19 de abril de 1932 [Madrid]. A.M.F. (carpeta de corresp. 7492)..

Refiriéndose a Falla, Juan Ramón Jiménez dejó escrito: «Se fue a Granada por silencio y tiempo, y Granada le sobredió armonía y eternidad»3333. JIMÉNEZ, Juan Ramón. Olvidos de Granada. Granada, Padre Suárez, 1969, p. 55.. Pero esto era en 1926, porque años después, en 1935, el propio Falla escribe al gran director de orquesta Enrique Fernández Arbós:

[...] ayer domingo, como «preludio» de las fiestas [del Corpus], los malditos altavoces han funcionado durante DIECISÉIS horas seguidas [...]. Esto, en otra ocasión, me costó una enfermedad, que sólo terminó con nuestro primer viaje a Mallorca3434. Borrador mecanografiado de carta de Manuel de Falla a Enrique Fernández Arbós, fechado en Granada el 17 de junio de 1935. A.M.F. (carpeta de corresp. 6968)..

En efecto, huyendo del ruido y de las turbulencias sociales, Manuel de Falla y su hermana María del Carmen habían viajado a Palma de Mallorca en 1933 y 1934. En la isla contaban con un buen amigo, el sacerdote y músico mallorquín Juan María Thomàs.

A la pérdida del silencio, Falla habrá de sumar otras aún más dolorosas y traumáticas que nos permitimos englobar en la pérdida de la propia Granada, y quizá por extensión, de España.

El 20 de julio de 1936 las nuevas autoridades militares granadinas declararon el estado de guerra en la provincia. El movimiento antirrepublicano no iba a encarnar, desde luego, el sentir expresado por Falla en una contundente carta de respuesta a Ramiro de Maeztu, quien el 8 de julio de 1936 había solicitado la adhesión del músico a la «Contrarrevolución» en marcha. Decía Falla:

El único remedio que tenemos contra ella [la revolución] es [...], no una Contrarrevolución de tipo conservador, que mantiene incluso lo execrable, por ser seguro, sino otra revolución más profunda y alta, guiada por el amor que debemos a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos3535. Borrador mecanografiado de carta de Manuel de Falla a Ramiro de Maeztu, sin fechar [¿julio de 1936?]. A.M.F. (carpeta de corresp. 7228)..

El asesinato en Granada de Federico García Lorca, el 19 de agosto de 1936, pone definitivamente ante los ojos de Falla la durísima realidad de la guerra civil. Lorca será el amigo perdido a quien a duras penas aludirá el músico en el futuro. Intentando evitarle al también amigo y colaborador Hermenegildo Lanz un final como el del poeta, Falla escribe el 3 de septiembre de 1936 al capitán José Nestares rogándole le indique «qué pudiera yo hacer [...] para ayudar en este trance a nuestro amigo»3636. Carta manuscrita de Manuel de Falla al capitán José Nestares, fechada en Granada el 3 de septiembre de 1936. A.M.F. (carpeta de corresp. 7326)..

Luis Jiménez Pérez, persona allegada a Manuel de Falla para el que hizo en Granada funciones de secretario, dejó escrita una semblanza del compositor con apuntes muy personales, como la conversación —una de las últimas— que mantuvieron en plena guerra civil acerca de las condiciones de trabajo del músico, quien comentó:

Sí: he trabajado en «Atlántida» a guisa de prueba de cómo la divina Providencia no abandona al creyente de verdad [...] Yo no tenía propósito en principio de trabajar en «Atlántida», pero como tenía que llevar a lugar seguro la partitura por temor de los bombardeos [...]3737. JIMÉNEZ, Luis. Mi recuerdo humano de Manuel de Falla. Granada, Anel, 1980, pp. 71-72..

Temor de los bombardeos que incitó a Manuel de Falla a solicitar en octubre de 1937 un presupuesto para la construcción de un refugio antiaéreo en el carmen de la Antequeruela.

Finalizada la guerra civil española y a las puertas de la Segunda Guerra Mundial, el 28 de septiembre de 1939 Manuel de Falla y su hermana María del Carmen abandonan su casa de Granada y comienzan un viaje que ha de llevarles a Argentina. El motivo inicial es el compromiso adquirido por Falla de dirigir en el Teatro Colón de Buenos Aires una serie de cuatro conciertos. A la despedida en el carmen de la Antequeruela acuden los íntimos y la familia. Hermenegildo Lanz escribe —«a las 7 de la tarde del mismo día de la partida»— un emotivo relato del adiós al maestro.
subir